1) Grandes ejes de desarrollo urbano
El sistema urbano en España, heredado de la etapa industrial, se caracteriza por la localización en el centro de la mayor aglomeración urbana del país, Madrid, rodeada por ejes urbanos periféricos y por un interior poco urbanizado que no cuenta con ejes integrados.

Madrid es el principal núcleo urbano del país y en torno a él se articula el sistema urbano español. Barcelona le sigue en importancia, creando un sistema urbano encabezado por dos grandes urbes (bicefalia).
Los ejes urbanos periféricos se disponen en torno a la capital:
El eje atlántico gallego se extiende por la costa entre Ferrol y Vigo, con prolongaciones hacia el interior (Ourense y Lugo). Está especializado en el transporte y el comercio.
El eje cantábrico es un eje discontinuo que incluye el triángulo asturiano (Oviedo-Gijón-Avilés), Santander y el triángulo vasco (Bilbao-San Sebastián-Vitoria) y cuenta con ramificaciones hacia el interior (León, Burgos y Logroño). Se encuentra en fase de transformación debido a la progresiva pérdida de la industrialización como factor de urbanización.
El eje mediterráneo va desde Girona a Cartagena. Es el más dinámico, con una industria diversificada y gran importancia del sector terciario, especialmente el turismo. Este último se ha convertido en el principal factor de urbanización.
El eje del valle del Ebro enlaza los ejes cantábrico y mediterráneo, conformando un eje dinámico, con equilibrio entre industria y servicios. Su principal ciudad es Zaragoza.
El eje andaluz es doble. El eje litoral (entre Almería y Huelva), es dinámico y está especializado en el turismo y la agricultura tecnificada. El eje del valle del Guadalquivir, entre la costa y Jaén, es menos dinámico y está ligado a la agricultura, a industrias locales y al turismo.
El interior peninsular no posee ejes urbanos integrados.
Los archipiélagos cuentan con importantes ciudades (las capitales autonómicas) cuyo principal factor de urbanización es el turismo. La fragmentación en islas impide la creación de ejes.
2) Los cambios recientes en el sistema urbano
Desde los años 80 el sistema urbano español ha ido experimentando muchos cambios debido a la implantación del Estado autonómico, a la integración en la Comunidad Europea y a los cambios económicos en la economía mundial (globalización). De esta forma, el sistema urbano está creando subsistemas regionales y se integra en los sistemas urbanos europeo y mundial.
La implantación del Estado de las autonomías favoreció la creación de sistemas urbanos regionales, donde ganan importancia las capitales autonómicas y las relaciones entre las ciudades de la propia comunidad, en detrimento de las relaciones con Madrid y con otros sistemas regionales.
La incorporación de España a la Comunidad Europea supone la integración de las ciudades españolas en la jerarquía urbana europea. Se distinguen varios niveles:
- Metrópolis globales (donde no aparece ninguna ciudad española).
- Locomotoras europeas (Madrid y Barcelona).
- Metrópolis potenciales (Bilbao, Valencia, Sevilla y Palma).
- Ciudades con proyección nacional, regional o local (donde se incluyen el resto de urbes españolas).
Además, España queda fuera del eje más dinámico de Europa (aquel que une París, Milán, Múnich y Hamburgo), por lo que se han potenciado las infraestructuras de conexión con los ejes urbanos europeos y la cooperación entre las ciudades comunitarias.
Los cambios recientes en la economía mundial (globalización) han provocado el declive de las ciudades industriales tradicionales y la consideración de otros factores para la inserción de una ciudad en el sistema urbano mundial: la implantación de organismos y empresas internacionales, la calidad medioambiental o la proyección exterior de sus actividades comerciales, turísticas o culturales.
En general, las ciudades españolas desempeñan un papel esencialmente interno o de relación con su región, con la excepción de Madrid y, en menor medida, de Barcelona.
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