Los sistemas y unidades exteriores


Además de los rebordes montañosos, la Meseta Central está rodeada por una serie de sistemas montañosos y unidades geográficas que se extienden más allá de sus límites. Estos sistemas y unidades exteriores son formaciones que tienen un papel crucial en la configuración del relieve peninsular y en la influencia climática y ecológica de sus zonas adyacentes.

1. Cordillera Costero-Catalana: Situada en el noreste de la Península, esta cordillera se extiende a lo largo de la costa mediterránea desde el noreste de la provincia de Tarragona hasta la frontera con Francia. Está compuesta por montañas de altitud media y sierras que no superan generalmente los 1,500 metros. Su disposición paralela al litoral ayuda a proteger la costa de la influencia atlántica y crea una clara distinción climática entre la costa (más húmeda) y el interior (más seco). Esta cordillera contribuye a la formación de valles y depresiones, como la depresión del Ebro.

2. Pirineos: Los Pirineos son una imponente cadena montañosa situada en el norte de la Península Ibérica, que actúa como una frontera natural entre España y Francia. Se extienden desde el mar Cantábrico hasta el mar Mediterráneo y tienen una altitud significativa, con cumbres que superan los 3,000 metros, como el Aneto, que es la cima más alta de la cordillera. Los Pirineos se formaron durante la orogénesis alpina y presentan un relieve muy abrupto con valles glaciares y zonas de alta montaña. Esta cordillera es esencial para el clima, ya que actúa como una barrera que frena la influencia de las corrientes de aire frío procedentes del norte de Europa.

3. Sistemas Béticos: Ubicados al sureste de la Península, los Sistemas Béticos se extienden desde la provincia de Cádiz hasta Alicante. Incluyen las cordilleras Penibética y Subbética, que discurren paralelas al litoral mediterráneo. La cordillera Penibética alberga algunas de las cumbres más altas de la Península, como el Mulhacén y el Veleta en Sierra Nevada. Estas montañas tienen una gran influencia climática, ya que bloquean la entrada de vientos húmedos del mar y contribuyen a un clima más seco en las regiones interiores. Los Sistemas Béticos también presentan una gran diversidad geológica, con rocas calizas y dolomíticas que favorecen la formación de paisajes kársticos.

4. Macizo Galaico-Leonés y Montes Vascos:

  • Macizo Galaico-Leonés: Situado al noroeste, este conjunto de montañas es una extensión de los sistemas montañosos interiores y se caracteriza por altitudes medias y un relieve bastante erosionado. Las montañas de este macizo son antiguas y están formadas principalmente por rocas graníticas y pizarrosas.
  • Montes Vascos: Se encuentran en la parte más oriental de la Cordillera Cantábrica y se extienden hacia el este, conectando con los Pirineos. Sus cumbres son de menor altitud y tienen una disposición que facilita la transición hacia el sistema pirenaico.
5. Depresiones exteriores a la Meseta:
  • Depresión del Ebro: Situada entre el Sistema Ibérico y los Pirineos, esta cuenca sedimentaria es una de las áreas más importantes de la Península por su extensión y fertilidad. Es una zona de relieve relativamente llano, formada por materiales sedimentarios que han ido acumulándose durante millones de años.
  • Depresión del Guadalquivir: Se encuentra al sur de la Sierra Morena y es otra de las grandes cuencas sedimentarias de la Península. Esta depresión es más baja y tiene un clima más templado, lo que la hace propicia para la agricultura.

Importancia de los Sistemas y Unidades Exteriores: Los sistemas montañosos y unidades exteriores a la Meseta no solo delimitan la altiplanicie central, sino que también tienen una función clave en la regulación del clima, el control de las cuencas hidrográficas y la creación de paisajes variados. Además, estos sistemas han influido en la historia y la economía, determinando rutas de comercio y áreas de asentamiento humano. Por ejemplo, los Pirineos han sido una barrera natural que ha influido en las relaciones históricas entre España y Europa, mientras que los Sistemas Béticos y las depresiones han facilitado la expansión agrícola y la comunicación entre regiones.

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