La Meseta Central está rodeada por una serie de sistemas montañosos que actúan como bordes o "murallas" naturales, separándola del resto del territorio peninsular y dotándola de una configuración muy particular. Estos rebordes montañosos tienen una gran importancia geográfica, climática y cultural.
1. Macizo Galaico-Leonés: Ubicado al noroeste de la Meseta, este macizo es un conjunto de montañas de altitud media formadas por materiales antiguos, como granito y pizarra. Aunque no es muy alto, su orografía es accidentada, y sus cumbres muestran una gran erosión. Sirve de transición entre la Meseta y las costas de Galicia, con paisajes caracterizados por montes y valles profundos.
2. Cordillera Cantábrica: Situada al norte de la Meseta, la Cordillera Cantábrica se extiende de oeste a este, desde Galicia hasta el País Vasco. Se caracteriza por sus montañas altas y escarpadas, especialmente en la zona central, donde se encuentran los Picos de Europa, con cumbres que superan los 2,500 metros. Esta cordillera es importante porque frena los vientos húmedos del Atlántico, creando un contraste climático entre la vertiente norte (más húmeda) y la Meseta (más seca y continental). Además, es rica en recursos naturales como el carbón.
3. Sistema Ibérico: Este sistema montañoso se sitúa al este de la Meseta y se extiende de noreste a sureste, llegando hasta las provincias de Teruel y Valencia. Está formado por una combinación de montañas de altitud media y sierras que pueden superar los 2,000 metros, como la Sierra de Albarracín y la Sierra de Javalambre. El Sistema Ibérico actúa como un límite natural entre la Meseta y el valle del Ebro, y su relieve es variado, con zonas escarpadas y otras más suaves. También tiene un papel importante en la división de las cuencas hidrográficas, separando las aguas que van hacia el Atlántico de las que desembocan en el Mediterráneo.
4. Sierra Morena: Ubicada al sur de la Meseta, la Sierra Morena actúa como un límite entre la Submeseta Sur y la depresión del Guadalquivir. Aunque su altitud es relativamente baja en comparación con otras cordilleras (con picos que rondan los 1,000 metros), es conocida por sus abruptos relieves y su función histórica como barrera natural que ha separado la Meseta de Andalucía. Su formación es el resultado de la erosión y de procesos geológicos antiguos, y está compuesta por materiales duros como el granito y la pizarra.
Importancia de los Rebordes Montañosos: Estos sistemas montañosos que rodean la Meseta desempeñan un papel fundamental en el clima y en la distribución de la vegetación de la región. Por ejemplo, la Cordillera Cantábrica y el Sistema Ibérico limitan la influencia marítima, creando un clima más seco y continental en el interior de la Meseta. Además, estas montañas han sido históricamente relevantes como barreras naturales que han influido en las rutas de comunicación y en la configuración de los asentamientos humanos.
Los rebordes montañosos de la Meseta también tienen una gran diversidad ecológica, albergando diferentes especies de flora y fauna adaptadas a las condiciones de altitud y clima específicas de cada sistema.
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