España cuenta con dos archipiélagos importantes, el Archipiélago Balear y el Archipiélago Canario, cada uno con características geológicas y paisajes únicos.
El Archipiélago Balear: Este conjunto de islas, formado durante la orogénesis alpina, está compuesto por las islas principales de Mallorca, Menorca, Ibiza y algunas islas menores como Formentera y Cabrera. La mayoría de estas islas están relacionadas con las Cordilleras Béticas, ya que son una prolongación de este sistema montañoso. Sin embargo, Menorca presenta algunas características geológicas que la acercan más al Sistema Costero-Catalán. Las islas Baleares tienen relieves variados, con montañas en el norte de Mallorca, mientras que otras áreas son más bajas y presentan playas extensas y calas.
El Archipiélago Canario: Las Islas Canarias son de origen volcánico, formadas por erupciones en el fondo oceánico que comenzaron en el Terciario y que continúan hasta la actualidad. Este archipiélago incluye las siete islas mayores: Lanzarote, Fuerteventura, Tenerife, Gran Canaria, La Gomera, La Palma y El Hierro, además de algunos islotes. Las islas más orientales (Lanzarote y Fuerteventura) emergieron primero, mientras que El Hierro es la isla más joven, con actividad volcánica reciente.
En Canarias, el relieve es muy diverso debido a su origen volcánico. Destacan las calderas y los malpaíses, que son terrenos irregulares formados por la solidificación de la lava. Además, encontramos roques o pitones volcánicos, que son los restos de antiguos volcanes erosionados. La altitud también varía mucho entre islas, destacando el Teide en Tenerife, el pico más alto de España con 3,718 metros.
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