Submeseta Norte: Es la parte más alta de la Meseta, situada al norte del Sistema Central. Está drenada principalmente por el río Duero y sus afluentes, formando una llanura que se caracteriza por la presencia de suelos fértiles, aunque con un clima más frío debido a su altitud.
Submeseta Sur: Es la parte ubicada al sur del Sistema Central y tiene una altitud menor. Está atravesada por el río Tajo, el río más largo de la Península, que fluye de este a oeste. La Submeseta Sur también incluye llanuras extensas, como la Mancha, que es conocida por sus paisajes llanos y su agricultura.
Unidades interiores de la Meseta:
Sistema Central: Esta cordillera es la estructura montañosa que divide a la Meseta en dos submesetas. Se extiende de este a oeste, desde Portugal hasta la parte oriental de la Península, y se caracteriza por sus picos redondeados y altitudes moderadas. Algunos de sus puntos más altos incluyen el Peñalara en la Sierra de Guadarrama y la Sierra de Gredos, que presenta formaciones rocosas escarpadas. El Sistema Central tiene una gran importancia climática, ya que actúa como una barrera natural que frena los vientos fríos del norte y permite una cierta protección a las zonas más meridionales.
Montes de Toledo: Situados al sur del Sistema Central, los Montes de Toledo dividen la Submeseta Sur en dos partes y separan la cuenca del Tajo de la del Guadiana. Aunque no son tan elevados como el Sistema Central, los Montes de Toledo están formados por materiales antiguos como granito y pizarra. Estas montañas, aunque más bajas, tienen una notable importancia en la distribución de las aguas y en la formación de ecosistemas locales.
Características del paisaje y su impacto: La Meseta Central, junto con sus unidades interiores, contribuye a la diversidad del paisaje peninsular. Los picos del Sistema Central, con sus nieves invernales, y las suaves ondulaciones de los Montes de Toledo, crean un entorno variado que influye en el clima y la vegetación. Las montañas actúan como divisorias de aguas y modifican el régimen de precipitaciones, haciendo que el clima sea más continental en el interior, con inviernos fríos y veranos calurosos.
Además, estas estructuras montañosas han sido históricamente relevantes para la organización del territorio, sirviendo de barrera natural que ha condicionado rutas de comunicación y asentamientos humanos a lo largo de los siglos. La presencia de estos relieves también ha influido en la actividad económica, con una mezcla de agricultura, ganadería y explotación forestal adaptada a las características del suelo y del clima.
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