Las redes de transporte como elemento básico de la articulación territorial y económica de España


En las últimas décadas, al ritmo del desarrollo económico y social interior y del impulso dado al turismo, ha tenido lugar en España un fuerte aumento de la movilidad de personas y de mercancías, situándose ya en niveles propios de los países europeos.


En la actualidad no se concibe un país desarrollado que carezca de una red de transporte bien articulada y eficaz, ya que se configura como vehículo y motor de los tres sectores de la economía. Esta importancia de los transportes en la economía se puede apreciar a través de los siguientes aspectos:

  • El subsector de transportes y comunicaciones (creación y mantenimiento de infraestructuras y de medios de transporte) supone en sí mismo una parte muy importante dentro del sector terciario, tanto en términos de empleo como en el valor de su producción.

  • Además, la existencia de buenas infraestructuras de transportes y comunicaciones es esencial en el desarrollo económico de un país o región, al constituir un factor necesario, aunque no sea suficiente por sí mismo. El funcionamiento del sistema económico requiere el desplazamiento eficiente de mercancías y personas.

El sistema de transportes no sólo desempeña un importante papel económico, sino que constituye el elemento sobre el que se articula e integra el territorio, en tanto que los flujos de personas, de mercancías y de información sirven de nexo entre los distintos lugares, y contribuyen a la cohesión regional y a la integración suprarregional.

Características del sistema de transporte en España

Desde la década de 1980 se han experimentado grandes mejoras, pero aún persisten problemas que se intentan solucionar. Así, nuestro sistema de transportes se caracteriza por:

  • Acusada influencia del medio natural: la elevada altitud media y la morfología y disposición de relieve dificultan el trazado de las vías de comunicación y obligan a la construcción de estructuras que encarecen la ejecución y dificultan la realización (puentes, viaductos, túneles).

  • La red de transporte presenta un diseño radial, que tiene como centro Madrid, tanto en la red de carreteras como en la red ferroviaria y en el transporte aéreo. Se impuso con el centralismo borbónico del siglo XVIII, se consolidó en el siglo XIX, al coincidir la red ferroviaria con la de carreteras, y se reafirmó con la política centralista de la dictadura franquista. Este modelo facilita las relaciones entre el centro y la periferia, pero dificulta las comunicaciones entre la periferia. Por su parte, las redes de las islas Baleares y Canarias se enfrentan a la fragmentación del territorio en islas y a la separación de la Península.

  • El transporte interior de pasajeros y de mercancías se realiza principalmente por carretera, dado que permite acceder a cualquier punto y proporciona un servicio “puerta a puerta” y a bajo precio. En cambio, en el transporte exterior, cobran más peso el modo aéreo para los pasajeros y el marítimo para las mercancías.

  • Las características técnicas de la red se modernizaron desde los años 80. Las infraestructuras han mejorado, y así, los medios de transporte han ganado velocidad, capacidad, autonomía, comodidad y seguridad. Y las nuevas tecnologías de la información han permitido introducir sistemas inteligentes de transporte (SIT).

  • Desequilibrios territoriales. La red de transporte se ha densificado y tiende a mallarse, incrementando la accesibilidad de los diferentes lugares a las carreteras de alta capacidad, a la alta velocidad ferroviaria, a un aeropuerto o a un puerto. No obstante, persisten desequilibrios en favor de las áreas más dinámicas.

  • Necesidad de mejorar la integración en el transporte internacional para incrementar la competitividad económica. En Europa, debe paliarse la posición periférica española mediante las Redes Transeuropeas de Transporte. Y en el contexto mundial, España debe aprovechar su excelente posición geográfica para aumentar el tráfico internacional de mercancías y viajeros.

  • El sistema de transporte ejerce un fuerte impacto medioambiental: espacial (ocupación del suelo por infraestructuras de transporte); visual (alteración del paisaje); contaminación; ruido (cerca de carreteras, ferrocarriles y aeropuertos), y alteración de biodiversidad (fragmentación de ecosistemas). Desde 1986 es obligatorio valorar el impacto ambiental de los proyectos y destinar una parte del presupuesto a mitigar sus efectos.

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