Las formaciones vegetales de España son el resultado de la combinación de factores como el clima, el relieve, el tipo de suelo y la acción humana. Tanto en la Península Ibérica como en los archipiélagos Baleares y Canarias, encontramos una gran variedad de paisajes vegetales que reflejan la riqueza biogeográfica de nuestro país.
1. Paisaje vegetal de la España Atlántica
Este paisaje se asocia al clima oceánico, con precipitaciones regulares y abundantes, temperaturas suaves y baja insolación. Su vegetación es densa, con especies que necesitan mucha humedad y suelos fértiles.
Bosque caducifolio:
- Características: Árboles altos, densos, con hojas que caen en otoño para reducir la transpiración durante el invierno. Ejemplos destacados son el roble, que tolera suelos pobres y climas húmedos, y el haya, que exige más humedad y temperaturas frescas.
- Aprovechamiento humano: La madera del haya y el roble es muy valorada para la construcción y fabricación de muebles. Sin embargo, la actividad humana ha reducido este tipo de bosque al 10% de su extensión original.
- Impacto: Las repoblaciones con especies como el pino y el eucalipto, aunque útiles económicamente, empobrecen el suelo y facilitan los incendios.
Landa:
- Este matorral, compuesto por brezos, tojos y retamas, aparece como una etapa de degradación del bosque.
- Utilización: Se quema o roza para convertirla en pastos, aunque esto puede generar mayor erosión.
Prados naturales:
- Ocupan laderas y valles, siendo esenciales para la ganadería. La acción humana ha convertido extensas zonas boscosas en prados para alimentar al ganado.
2. Paisaje vegetal de la España Mediterránea
La mayor parte de la península está dominada por este paisaje, caracterizado por su adaptación a la aridez estival, las temperaturas extremas y las lluvias escasas.
Bosque perennifolio mediterráneo:
- Características: Árboles pequeños y adaptados a la sequía mediante hojas coriáceas (pequeñas y duras), raíces profundas y cortezas gruesas que retienen la humedad.
- Especies destacadas:
- Encina: Muy adaptable a diferentes tipos de suelos y altitudes, siendo la especie más representativa.
- Alcornoque: En suelos silíceos, destaca por su corteza, el corcho, con gran valor económico.
- Uso humano: La dehesa es un sistema tradicional que combina el aprovechamiento del bosque (madera, bellotas) con actividades agrícolas y ganaderas, especialmente en el oeste peninsular.
Matorrales mediterráneos:
- Formaciones secundarias que surgen tras la degradación del bosque:
- Maquia: Matorral denso, con jaras, brezos y retamas.
- Garriga: Menos densa, con plantas aromáticas como tomillo, romero y espliego.
- Estepa: Vegetación baja y dispersa, adaptada a la sequedad extrema, como el palmito y las plantas xerófilas.
- Formaciones secundarias que surgen tras la degradación del bosque:
Vegetación de ribera:
- En los márgenes de los ríos, la humedad permite el desarrollo de bosques caducifolios con especies como chopos, sauces y fresnos, que contrastan con el paisaje seco circundante.
3. Paisaje vegetal de montaña
Las montañas introducen condiciones ecológicas particulares (mayor humedad, temperaturas más frías, vientos fuertes, erosión en las cumbres) y esto se refleja en el escalonamiento en las formaciones vegetales desde la base hasta las cumbres (cliserie). Por eso se habla de “vegetación en pisos”. Este escalonamiento ofrece diferencias según la orientación de las vertientes: la vegetación característica de cada piso se encuentra a una mayor altitud en la vertiente de solana que en la de umbría, y es más rica y densa en la de barlovento, más húmeda, que en la de sotavento.
Si tenemos en cuenta la diversidad climática peninsular, es lógico pensar que la acción del relieve y su influencia en la vegetación será distinta según el medio climático en que se encuentre la montaña.
a) La montaña alpina (Pirineos) consta de los siguientes pisos bioclimáticos:
- Piso basal (hasta los 1200 m): aparecen formaciones vegetales como robles, hayas, encinas o quejigos.
- Piso subalpino (1200-2400 m): la vegetación está formada principalmente por coníferas (abeto, pino negro, pino silvestre), resistentes al frío y la nieve.
- Piso alpino (2400-3000 m): cubierto gran parte del año de nieve, es el dominio del prado de alta montaña.
- Piso nival (por encima de 3000 m): sólo crecen plantas rupícolas (líquenes y musgos).
b) En el resto de las montañas peninsulares no aparece el piso subalpino de coníferas.
- Piso basal: predomina el bosque característico de su zona (caducifolio en la atlántica y perennifolio en la mediterránea).
- Piso montano o forestal: desarrolla el bosque caducifolio. En muchas ocasiones, el hombre ha sustituido el bosque natural del piso montano por coníferas (pino silvestre) de rápido crecimiento y mayor rentabilidad económica.
- Piso supraforestal: está formado por pequeños arbustos cuyo tipo varía según el clima: landas (enebros, brezos...) en la zona atlántica, y enebros y sabinas (sustituidos en mayores cotas por matorral espinoso -piornal-) en la zona mediterránea.
- Por encima del piso supraforestal aparecen los prados, reducidos en el área mediterránea al fondo de los valles y otras zonas húmedas.
4. El paisaje vegetal de Canarias
La vegetación de las islas Canarias presenta una gran riqueza, fruto de su insularidad y de sus peculiares condiciones climáticas (aridez en la costa y precipitaciones abundantes en altitud –“mar de nubes”–), litológicas (suelo de origen volcánico) y de relieve. Todo esto se traduce en la existencia de un elevado número de endemismos.El dominio vegetal canario se presenta escalonado a lo largo de las llanuras costeras, las medianías y las cumbres, con contrastes entre las vertientes septentrionales (más húmedas, por los vientos alisios) y las meridionales.
Las llanuras costeras ofrecen un piso basal xerófilo (hasta los 400 m), constituido por una vegetación rala, discontinua y áspera, adaptada a la aridez (chumberas, esparto, cardones, tabaibas...). En zonas de mayor humedad o altura aparecen la sabina, el drago o la palmera.
Las medianías (entre los 400 y 2000 m), aunque con diferencias entre una y otra vertiente, llegan a tener un piso montano húmedo –con bosque de laurisilva (muy denso y compuesto por más de veinte especies, de hoja perenne)– y, encima, un piso montano seco –a base de pino canario, más resistente a la aridez y al frío–.
Las cumbres están ocupadas por un matorral de montaña (retamas, codesos...). En las altas cumbres se asientan especies rupícolas, como la violeta del Teide.
No hay comentarios:
Publicar un comentario